La
Gran Depresión
Detrás de la apariencia de
brillante prosperidad que se vivía en estados unidos en la década de 1920 se
encontraban ciertos aspectos negativos para la economía, los cuales no habían
sido percibidos por el gobierno.
La
situación financiera. La crisis económica de los tiempos de
guerra y la subsecuente situación de posguerra crearon situaciones
desfavorables para la economía estadounidense. Estados Unidos enfrento el
riesgo de que sus deudores no pudieran cubrir el pago de los empréstitos.
Las difíciles condiciones de
los países capitalistas europeos volvió muy frágil el sistema internacional de
cambio. Además, esa fragilidad se vio agravada por los llamados capitales
flotantes.
A esta crisis se agrego la
costumbre generalizada de pedir dinero prestado a largo plazo para invertir la
compra de acciones de la Bolsa de Valores, la cual no ofrecía seguridad. En
situación similar, se fueron haciendo comunes las ventas a créditos, en un
desordenado afán consumista por adquirir los novedosos artículos.
La
crisis agraria. La
agricultura sufrió grandes dificultades en casi todo el mundo. Durante la
guerra se redujo considerablemente la producción de trigo en Europa, con el
consecuente aumento en el precio mundial del cereal, al terminar la guerra la
producción europea recupero su nivel anterior y este dio como resultado que la
producción de trigo excediera en gran medida la demanda, hundiendo el precio de
cereal. Los mismos problemas de sobre producción también afectaron otros cultivos
como algodón, cacao, café, azúcar y maíz.
El
sector industrial. La producción industrial, que experimentaba
un gran crecimiento, presento también aspectos negativos. Las ramas más
modernas –electricidad, petróleo, automotriz o química- tenían un ritmo de
producción creciente, mientras que en las ramas tradicionales –textiles y
metalurgia- el crecimiento era moderado. La industria del algodón y la
ferroviaria también se vieron afectadas.
Otro aspecto importante era
la gran diferencia existente entre los precios de los productos industriales y
los precios agrícolas, los primeros aumentaban mientras que los segundos
bajaban constantemente, afectando a la numerosa clase campesina.
Comienzo
de la crisis, el crack de la Bolsa de Valores. Con
el desplome de la Bolsa de Valores de Nueva York, el jueves negro (24 de
octubre de 1929), surgió una situación de verdadero pánico que provocó la
posterior crisis bancaria.
La política de austeridad de Herbert Hoover no
pudo solucionar la crisis, sino que produjo un efecto contrario.
Primeros
intentos de solucionar la crisis. Las reacciones del
presidente Hoover ante la crisis fueron mínimas, pues el afirmaba que la
economía podía autor regularse sin intervención del gobierno.
Extensión
de la crisis económica
La grave crisis económica
iniciada en el otoño de 1929 no sólo afectó a la población estadounidense, sino
que se extendió a otros países.
Gran
Bretaña durante los años de la Depresión
En 1930 la cifra de
desempleados pasó a un millón a cerca de tres millones. Para cubrir las
pensiones del seguro de desempleo, el gobierno laborista de Ramsey MacDonald
gastó grandes sumas de dinero, lo cual incrementó el déficit en el presupuesto,
que originaron protestas de las Trade Unions y de los propios miembros del
Partido Laborista.
Se formó el gobierno
nacional, con el propósito de que las tres fuerzas políticas –conservadores,
liberales y laborista- se dieron para dar solución a la crisis.
Hacia 1935 comenzó a
manifestarse cierta recuperación, pero ninguna de las medidas adoptadas dio
como resultado el pleno restablecimiento de la economía.
La situación económica
afectó también las relaciones de Gran Bretaña con los países de la
Commonwealth, los cuales, ante el temor de que el gobierno británico ejerciera
presión económica sobre ellos, buscaron condiciones de igualdad con la
metrópoli. De esta manera, los dominios de Australia, Canadá, Irlanda, Terranova,
Nueva Zelanda y Sudáfrica recibieron plena autonomía dentro del Imperio
Británico, con leyes para tomar sus propias posturas en cuanto al comercio
internacional.
Además, Gran Bretaña se
enfrentaba a luchas emancipadoras en Irlanda, la India, Egipto y Palestina, el
antes vasto Imperio Británico se desmoronaba en medio de las fuertes presiones
políticas y económicas que caracterizaron la década de 1930.
Francia,
depresión económica y gobierno del Frente Popular
La gran depresión llegó a
Francia más tarde que a otros países, en parte porque la economía francesa
estaba menos conectada con el mercado mundial que la economía de otras
potencias capitalistas. Pero en la primavera de 1931 comenzó a declinar la
producción. Las quiebras de empresas se multiplicaron y el número de
desempleados alcanzó la cifra de tres millones en 1932.
En Francia no se recuperó la
economía durante el resto de la década y llegó a la Segunda Guerra Mundial sin
alcanzar los niveles de producción que tenía en 1930.
La Gran Depresión favoreció
el regreso del cártel de las izquierdas al poder, lo que a su vez provocó la
formación de escuadrones fascistas con grave amenaza para la democracia de
Francia, al tiempo que resurgía la actitud agresiva de Alemania.
En las elecciones de 1936,
el Frente Popular obtuvo mayoría en la Cámara, bajo el liderazgo del socialista
Léon Blum.
Blum introdujo un amplio
programa de reformas sociales, pero a medida que aumentaba la tensión externa
se vio obligado a emprender un rearme que provocó desequilibrio en las
finanzas.
En 1937, después de un año
en el poder, el gobierno de Blum fue derribado por el Senado de mayoría
conservadora. Así, Francia se acercó a la guerra en las peores condiciones
posibles, debilitada en su economía y políticamente dividida.
Efectos
de la Gran Depresión en América Latina
En los países no
industrializados, como los de América Latina, aunque casi todos los países del
mundo se vieron afectados por la gran crisis, la paralización de las inversiones
del capital extranjero tuvo efectos de gravedad en las naciones de reciente
despegue económico, como México, Brasil y Chile.
La depresión mundial afecto
también los sistemas políticos latinoamericanos. En el periodo comprendido
entre 1930 y 1933, los militares habían buscado el poder o lo habían tomado en
argentina, Brasil, Chile, Perú, Guatemala, El Salvador, Honduras y Cuba. Lo
cierto es que pusieron en duda la efectividad del modelo de crecimiento basado
en la exportación-importación, con el consecuente descrédito para los
gobernantes.
Frente a la crisis económica
mundial, los gobernantes de la región tenían dos opciones. Una era estrechar
los vínculos comerciales con las naciones industrializadas para mantenerse en
el mercado sin que importasen sus desajustes. Otra opción consistía en poner en
marcha un proceso de industrialización, las economías latinoamericanas podían
llegar a ser autosuficientes y estar menos expuestas a sufrir los efectos de
las crisis mundiales.
Por tanto, la mayoría de los
gobiernos de la región consideró el camino de la industrialización como el más
adecuado para enfrentar los efectos de la crisis mundial. De esta manera, las
economías latinoamericanas comenzaron a producir los artículos manufactureros,
que antes importaban Estados Unidos y Europa, hasta los años sesenta, cuando
nuevas circunstancias hicieron inoperante este modelo de desarrollo económico.
El
New Deal: respuesta a la crisis en Estados Unidos
La política del New Deal
consistía, fundamentalmente en aumentar el poder de compra de los consumidores,
aun a costa de producir u déficit en el presupuesto del Estado.
La nueva política de
Rooselvelt encontró resistencia en las clases sociales conservadoras, quienes
se oponían a ella con el argumento de que el gobierno se excedía en sus
atribuciones y ponía en peligro la libre empresa.
La reelección de Roosevelt
en 1936 dejó ver que la mayoría del pueblo estadounidense aprobara su programa;
para 1937 lo más agudo de la crisis había quedado atrás, aunque todavía no se alcanzaba
la prosperidad económica.
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