La segunda revolución científico-tecnológica y el fortalecimiento del capitalismo
El periodo de la Segunda Revolución Industrial comprendido entre 1850 y 1895 se caracteriza por dos rasgos principales: a) aceleración del progreso tecnológico y b) una creciente del sistema capitalista.
Progreso tecnológico y revolución científica
Progreso tecnológico. Las invenciones posteriores a 1850 transformaron tres sectores industriales: la metalurgia, la industria química y la energía. En el sector metalúrgico, se dio el descubrimiento del convertidor Bessemer, capaz de producir acero con bajo costo y alta rentabilidad. En la industria química se produjeron los colorantes artificiales, productos farmacéuticos, perfumes, materias plásticas sintéticas, sustancias para la conservación de alimentos, etc.
En las fuentes de energía, como el carbón –principal producto de la primera Revolución Industrial-, en la segunda fase siguió constituyendo el mayor porcentaje de los energéticos utilizados. No obstante fuentes de energía de esta nueva fase fueron: la electricidad y el petróleo.
Las comunicaciones y los transportes se vieron altamente beneficiados con la invención del teléfono y la telegrafía sin hilos, haciendo posible la comunicación a larga distancia, acelerando la difusión del industrialismo, velocidad para trasladar mercancía y materias primas. Posteriormente en la comunicación terrestre, el ferrocarril fue desplazado por la invención del motor de gasolina, factor decisivo para el nacimiento del automóvil, a fines del siglo XIX.
La navegación marítima, no solo se aumenta el tonelaje, la rapidez y la capacidad de los buques, sino que se vio enmarcada por la construcción de canales para comunicar mares y océanos. Otro gran invento de la época fue la navegación aérea por medio de los dirigibles, asi como también la trascendencia en la fotografía.
La agricultura también experimento un notable progreso, en la aplicación de maquinaria y de abonos químicos a las siembras, lo que elevó la producción de la industria alimentaria.
Dentro del progreso tecnológico, se debe destacar el taylorismo, sistema creado por Frederick W. Taylor en 1878. Se trataba de establecer la duración requerida, en promedio, para efectuar un elemento de producción, buscaba aumentar la producción y el rendimiento debido a que la demanda era, con mucho, superior a la oferta y no había mucha competencia entre los productores.
La concentración en el sistema capitalista
Entre 1850 y 1895 se presentó un fenómeno de concentración del capital y de la producción, el número de empresas disminuyó mientras que la producción creció. Esa concentración se debió a la adquisición y el mantenimiento de las nuevas máquinas representaba gastos muy grandes que solo las empresas fuertes podían costear, aumentando la productividad del trabajo y disminución de los costos.
Las pequeñas empresas se iban rezagando, incluso a desaparecer. Las grandes empresas fueron absorbiendo los mercados y controlando la producción, lo que condujo al monopolio capitalista, es decir, la producción y venta de un artículo específico estaba dominado por una sola empresa, cuyo poder económico le permitía absorber a los competidores, esto es conocido como monopolio puro. La concentración monopolista se dio también en el sistema bancario al producirse la fusión del capital bancario y el capital industrial.
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