Los regímenes totalitarios
Nazismo, movimiento
político alemán que se constituyó en 1920 con la creación del Partido
Nacionalsocialista Alemán del Trabajo (NSDAP por sus siglas en alemán), también
denominado partido nazi. El régimen totalitario alemán presidido entre 1933 y
1945 por Adolf Hitler.
El nazismo tenía muchos puntos en común con el
fascismo. No obstante, sus raíces eran típicamente alemanas. La tradición
romántica alemana que se oponía al racionalismo, el liberalismo y la
democracia; diversas doctrinas racistas según las cuales los pueblos nórdicos
—los llamados arios puros— no sólo eran físicamente superiores a otras razas,
sino que también lo eran su cultura y moral.
Las repercusiones de la Primera Guerra Mundial
El origen inmediato del nazismo debe buscarse en
las consecuencias de la derrota alemana en la I Guerra Mundial (1914-1918). De
acuerdo con los términos del Tratado de Versalles (1919), Alemania era la única
responsable del conflicto. La vida política y económica alemana se vio
gravemente afectada a causa de las condiciones de este acuerdo.
La elevada inflación, que alcanzó un punto crítico
en 1923, casi acabó con la clase media alemana, y muchos de sus miembros,
empobrecidos y sin esperanzas, se comenzaron a sentir atraídos por los grupos
políticos radicales que surgieron en la posguerra.
Pocos años después de que se hubiera alcanzado un
cierto grado de progreso y estabilidad económica, la crisis económica mundial
que comenzó en 1929 sumió a Alemania en una depresión que parecía irremediable.
Fascismo italiano
El término actual fascismo fue utilizado por
primera vez por Benito Mussolini en 1919 y hacía referencia al antiguo símbolo
romano del poder unos cuantos palos atados a un eje, que representaban la
unidad cívica y la autoridad de los oficiales romanos para castigar a los
delincuentes.
El fascismo en otros países
El régimen de Mussolini facilitó el modelo de
fascismo característico de las décadas de 1920 y 1930. La Gran Depresión y el
fracaso de los gobiernos democráticos al abordar las consecuentes dificultades
económicas y el desempleo masivo, alimentaron la aparición de movimientos
fascistas en todo el mundo. Sin embargo, el fascismo en los otros países se
diferenciaba en ciertos aspectos de la modalidad italiana.
El nazismo alemán era más racista; en Rumania, el
fascismo se alió con la Iglesia ortodoxa en vez de con la Iglesia católica
romana.
En España, el grupo fascista radical Falange
Española fue originariamente hostil a la Iglesia católica romana, aunque
después, bajo la dirección de Francisco Franco, se unió a elementos
reaccionarios y pro católicos.
El gobierno autoritario militar de Japón se parecía
mucho al de la Alemania nazi. En Francia el fascismo estaba dividido en varios
movimientos.
Mientras que en la mayoría de los casos el fascismo
prosperó en países que estaban atrasados en el plano económico o marcado por
fuertes tradiciones políticas autoritarias, el fascismo galo avanzó en una de
las democracias europeas más consolidadas.
En Gran Bretaña, la Unión de Fascistas Británicos,
disfrutó de un breve apogeo de publicidad de su formación en 1932 hasta su
colapso definitivo en 1936 cuando se prohibieron los uniformes paramilitares,
pero tuvo poco apoyo público.
El fascismo disfrutó de un mayor éxito en el
periodo de entreguerras en los países del este y del sur de Europa.
En Rumania, un fuerte antisemitismo inspiró un
violento movimiento llamado la Guardia de Hierro, que convulsionó la política
del país desde la década de 1920 hasta su aniquilación por el Ejército rumano
bajo Ion Antonescu durante la contienda civil que siguió a la abdicación del
rey Carol II en 1940.
El régimen dictatorial impuesto por Antonio de
Oliveira Salazar en Portugal en 1932 poseía notables características fascistas,
sin exhibir el totalitarismo extremo del nazismo o de movimientos de otros
lugares.
Fascismo de posguerra y neofascismo
La derrota de Alemania e Italia en la II Guerra
Mundial desacreditó al fascismo en Europa en el periodo de posguerra. Países
como España y Portugal, cuyos gobiernos fascistas se mantuvieron en el poder
después de la guerra, pasaron del totalitarismo al autoritarismo, y difuminaron
sus rasgos fascistas.
La recuperación económica de la posguerra suprimió
el descontento social que había ayudado a la expansión del fascismo de la
preguerra y en la mayoría de los países democráticos el fascismo pareció
destinado a un exilio permanente en una menospreciada franja política.
Las décadas de 1980 y 1990 trajeron un inesperado
renacimiento del fascismo en algunas democracias occidentales, llamado de forma
habitual neofascismo. Éste tuvo distintas formas y fortuna en los diferentes
países, pero mostró una antipatía racista general hacia los inmigrantes del
Tercer Mundo y una desilusión generalizada respecto a los partidos políticos
establecidos.
Este desencanto se incrementó con el final de la
Guerra fría y el colapso del orden político nacido de la posguerra, cuando se derrumbaron
las instituciones dirigentes en muchas democracias y muchos votantes buscaron
alternativas populistas.
Estalinismo
es un término utilizado por los opositores al gobierno de Stalin para referirse
a la teoría política y al sistema político y económico aplicado por Stalin en
la Unión Soviética.
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